Dios te Bendiga,
No importa donde miremos siempre encontramos reglas que seguir; en casa, en el trabajo, en el colegio, en el gimnasio, en la calle, en un avión, etc…esta vida, está llena de reglas nos guste o no. La mayoría de las reglas han sido creadas para mantenernos fuera de problemas, para protegernos o para mantenernos enfocados en la meta. Escuchamos reglamentos desde que somos niños. Aprendemos que romper las reglas es malo o por lo menos que el romperlas, traerá una consecuencia negativa. A mí personalmente me gustan las reglas porque estas me ayudan a mantenerme enfocada y a mantener las cosas en orden; la mayoría de las reglas son para nuestro bien. ¿Cuál es mi punto en hablar de este tema hoy? Lo mantendré simple, miremos el versículo de hoy, “ya no estamos obligados a vivir de acuerdo con nuestros propios deseos”. ¡De nada nos sirve cumplir las reglas humanas o cumplir con nuestras obligaciones si al final estamos aún atados al pecado! ¡Si permitimos que nuestra carne sea la que hace las reglas según sus deseos y cumplimos esos reglamentos, estamos metidos en serios problemas! ¿De qué nos sirve cumplir las reglas de la iglesia, en la casa, en el trabajo, etc. si en lo profundo de nosotros sabemos que tenemos pecados “escondidos”? El pecado es pecado y nos encadena al diablo… ¡Jesús quiere que seamos libres! ¡El ya pago el precio por nuestra libertad! Dios desea que cumplamos sus reglas para así tener vida eterna con él. No sigas reglamentos solo por seguirlos o por rutina, hazlo estando consiente de lo que estás haciendo y con propósito…deja que el Espíritu Santo sea tu guía.
Pastora Laura Palacios
Romanos 8:12-13 “Por eso, hermanos, ya no estamos obligados a vivir de acuerdo con nuestros propios deseos. Si ustedes viven de acuerdo a esos deseos, morirán para siempre; pero si por medio del Espíritu Santo ponen fin a esos malos deseos, tendrán vida eterna.”