Así que, hermanos, yo les ruego, por las misericordias de Dios, que se presenten ustedes mismos como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. ¡Así es como se debe adorar a Dios! Y no adopten las costumbres de este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto.”
Romanos 12:1-2
¡Bendiciones!
¡Todo lo que hacemos en esta vida debe involucrar la adoración! Nuestra adoración comienza desde el momento en que abrimos nuestros ojos en la mañana hasta el último segundo antes de ir a dormir. La adoración se trata de magnificar a algo o a alguien por medio de nuestras acciones, pensamientos y palabras. Es colocar ese alguien o algo sea Dios o no sobre cualquier otra cosa en nuestra vida, es darle total prioridad y autoridad en nuestra vida. Desafortunadamente nuestra cultura hoy en día, ha adoptado la mentalidad o idea que la adoración se trata solamente de 30 minutos de música en la iglesia.
El tener el discernimiento de Dios a través de nuestra mente renovada en él es lo que nos enseñara a darle correctamente la adoración que él se merece. Somos hombres y mujeres llamados a ser como Jesús y no a simplemente luchar con nuestros horarios y responsabilidades a ver cómo podemos “hacer” tiempo para Dios. Cuando vemos la adoración como algo pequeño e insignificante en nuestra vida perdemos también el significado del versículo de hoy donde dice: “para que comprueben cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto”. Solamente cuando aprendemos a rendirnos totalmente a Dios (toda área de nuestra vida) es cuando experimentamos el verdadero significado de la adoración y es allí donde encontraremos nuestro propósito en esta tierra.
¡Meditemos en esto y adoremos a nuestro Padre en todo lo que hagamos!
Pastora Maria Velez-Paucar