Bendiciones,
¿Alguna vez has probado la miel pura? ¡Que delicia! No puedo imaginarme nada más dulce que la miel. Hoy en día existen demasiados substitutos para endulzar las cosas y estos nos han quitado los endulzantes naturales como la miel. ¿Por qué les hablo de esto hoy? En los tiempos antiguos la miel era el endulzante de preferencia y en realidad era un lujo el poder tenerla. ¿Se imaginan lo difícil que era el obtenerla si no tenias las herramientas adecuadas para tal? Como costaba mucho trabajo obtenerla, esta era muy apreciada y altamente valorada; no al mismo nivel que la valoramos hoy en día en esta nueva generación. Les expliqué todo esto para que puedan entender el valor, la alegría, lo placentero y refrescante que es el escuchar algo agradable de otra persona. Los labios del sabio están llenos de la sabiduría que hay en su corazón y esto se compara con la miel. Puede ser que parezca tonto ya que las palabras no son tangibles, no son palpables. Esto es totalmente cierto pero las palabras impactan a las personas que están expuestas a ellas. El resultado final de nuestras palabras afectan lo más profundo de nuestro corazón. La mayoría de personas son atraídas a otras personas que son dulces y suaves con sus palabras; es un placer tener la compañía de estas personas y muchos se juntan con ellos por la dulzura que brota de sus labios. Lo opuesto sucede cuando las palabras son duras y ásperas, estas son como vinagre y a nadie le gusta escucharlas; todos prefieren estar lejos de estas personas. Si nos consideramos personas sabias entonces, debemos estar demostrando con nuestras palabras la dulzura que hay en nosotros; la miel de nuestros labios es como medicina a nuestros huesos y buen alimento para nuestro corazón.
Proverbios 16:23-24 "El que piensa sabiamente, se sabe expresar,y sus palabras convencen mejor. Las palabras dulces son un panal de miel: endulzan el ánimo y dan nuevas fuerzas."
Tratando de llenarme de la dulzura que tiene la miel, Pastora Elizabeth Z. Perez