¡Que Dios Te Bendiga!
Muchos vivimos esperando el momento en donde podamos decirle a los demás: “te lo dije”. Desafortunadamente, muchos esperamos y buscamos la oportunidad de poder recordarle a alguien de lo que les advertimos en sus momentos más difíciles. ¿Por qué hacemos esto? ¿Qué beneficio recibimos al poder amargarle la vida a alguien diciéndole: “te lo dije”? ¿Será que el decirles, “te lo dije” arregla el problema? ¿Al caso será que nuestras palabras justifican una separación? ¿Al caso será que nuestras palabras alientan a la persona que ahora tiene el problema? ¿Será que tus palabras se convierten en el agresor de la situación? ¿No sería mejor hacer lo correcto en el momento que otra persona te necesita animándolos en vez de hacerlos sentir peor? ¿Qué beneficios recibimos cuando somos arrogantes y tratamos a los demás apuntando dedos? ¿Será que haciendo esto llegaremos al cielo primero que ellos? ¿Será que recibiremos un cheque de pago o tal vez poder? ¿Por qué les hago todas estas preguntas en este día? En realidad es muy simple, ¡no ganamos nada sacándole en cara las cosas a los demás, esto simplemente agranda al problema (esto le hecha leña al fuego)! ¿Será que esto hace sentido en tu mente? Si logras entender lo que trato de decirles hoy, busca la oportunidad de mirar mucho más allá del error de otra persona. No estoy diciendo que pretendas que no cometieron el error, lo que estoy sugiriendo es que les ofrezcas tu perdón y más bien los ayudes a rectificar la situación…hazlo de la misma manera que a ti te gustaría que hicieran contigo si fueras tú el que cometió el error. Cuando logres hacer esto por favor cuéntame porque quiero decirte: “te lo dije”…
Bromeando J Pastor Joell A. Perez