¡Que Dios Te Bendiga!
¿Será que los diamantes conocen su valor? ¿Será que un carro sabe cuánto cuesta? Por supuesto que el sentido común nos indica que estos artículos no tienen la capacidad de saber estas cosas porque no tienen alma, mente o espíritu. Analizando esto, ¿por qué es que nosotros siendo seres vivientes y razonables no entendemos nuestro valor? Creo que tristemente no hemos logrando entender nuestro verdadero valor o el precio de lo que tuvo que ser sacrificado por nosotros. Permítanme ir más profundo: Jesucristo dio su vida por ti y por mí. No estamos hablando figurativamente, él fue un sacrifico vivo. Él pudo haber escogido el no sacrificarse como lo hizo pero el cumplió la tarea que el Padre le dio. Él lo entrego todo, ¿qué valor tiene esto antes nuestro ojos? Prefiero pensar que todos reconocemos su sacrificio como el máximo sacrificio de amor en lo referente a perder una vida humana pero al recordar que él también era el Mesías, el hijo de Dios el sacrificio en realidad no tiene precio. ¿Por qué les hablo sobre el “valor” en este día? Para verdaderamente comprender el valor de algo tienes que poder compararlo con otra cosa, de esta manera sabrás su valor…a lo otro que me refiero es la vida de Cristo. El dio su vida para que nosotros tuviéramos vida eterna, el entrego su gozo para que nosotros pudiéramos sonreír, el sacrifico sus sueños para que nosotros pudiéramos soñar y hacer nuestros sueños realidad. Tal vez nunca lo hayas visto de esta manera. Comprendo totalmente, muchos de nosotros nos hemos desconectado totalmente del sacrificio en la cruz por nuestra inhabilidad de creer y vivir en lo sobrenatural. Puede ser que los cosas no tengan sentido ante nuestro vista natural pero si recordamos que somos sus hijos y comenzamos a mirar las cosas de manera sobrenatural comenzaremos a entenderlo todo. Les hablo de esto hoy porque todos hemos olvidado nuestro verdadero valor y hemos aceptado sobras y migajas en muchos aspectos de nuestra vida y esto no es lo que Dios quiere para sus hijos. ¡Nosotros somos los escogidos, real sacerdocio, pueblo adquirido por Dios! Detente unos minutos y deja que esto penetre tu mente y tu corazón…reinicia y camina en la verdad de Dios reconociendo que mereces lo mejor. Deja de aceptar las migajas del mundo y vive en la plenitud y abundancia de Dios. ¡Cambia la obscuridad que te rodea por la luz del Señor!
Pastor Joell A. Perez
1 de Pedro 2:9 “Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;”
